martes, 6 de agosto de 2013

Cómo eres, cómo te ven

La percepción de nosotros mismos no siempre coincide con la que tienen los demás. ¿Es eso bueno o malo? ¿Hay que decirles siempre a los demás lo que pensamos de ellos? ¿Y si son los demás los que nos ven de forma diferente a como nos vemos nosotros? Te adelantamos que todo ello tiene mucho que ver con la autoestima.

Chica se mira en un trozo de espejoLa opinión y valoración que tenemos de nosotros mismos es lo que llamamos autoestima, pero no siempre coincide con lo que transmitimos a los demás, para bien o para mal. A veces la gente que más segura se muestra es la que más complejos tiene; y hay quien tiene una imagen corporal pobre de sí mismo mientras para los demás resulta atractivo. Los ejemplos son innumerables, así que vamos a intentar aclararte por qué se producen estos desfases y qué podemos que hacer cuando la percepción que tenemos de nosotros mismos no coincide con la De los demás.

Si tus amig@s te han dicho cosas sobre ti que no solo te han sorprendido sino que te han resultado inaceptables y con las que en absoluto te identificas, párate a pensarlo bien antes de romper esa amistad. O tus amigos no son tales, o tú tienes una idea algo equivocada de cómo eres o cómo te comportas en realidad.

Cómo se construye la autoestima

La autoestima se construye, se forma y se desarrolla progresivamente a partir de las experiencias que tenemos en el ambiente en el que vivimos. La autoestima es algo que se  aprende, y por tanto, se puede mejorar.

Los conceptos y valoraciones que vamos formándonos sobre nosotros mismos los aprendemos desde niños y vamos construyendo nuestra autoestima y el concepto que tenemos de nosotros mismos también en función de cómo creemos que nos ven los demás.

Los comentarios, elogios o críticas de los demás son como un espejo para nosotros. Aprendemos a valorarnos en la medida en que nos sentimos valorados por los demás. Si nuestros padres, maestros u otros adultos nos han transmitido aceptación y opiniones positivas respecto a nosotros, nuestra autoestima se habrá construido sobre una base más sólida.

Pero en psicología también se maneja el término de autoconcepto, que es  la percepción que tenemos de nosotros mismos, es decir, cómo nos describiríamos a una tercera persona. La autoestima añade al autoconcepto cómo nos valoramos y queremos a nosotros mismos, cómo nos sentimos en nuestra piel. La autoestima está formada por la relación entre la percepción o autoconcepto y nuestro “yo ideal”. La diferencia o distancia entre ambos definirá nuestra autoestima.

Cómo nos influyen los demás

En una entrevista del científico español  Eduard Punset al profesor de Biología Evolutiva de la Universidad de Oxford, Robin Dunbar, se afirma que el cerebro ha evolucionado para tener la capacidad de relacionarnos con los demás. Según Dunbar somos capaces de gestionar grupos sociales de 150 personas aproximadamente.

Pero es importante que asumas que no podemos agradar o resultarles  atractiv@s a todas las personas que forman nuestro grupo social. Por esta misma razón es muy difícil que todas estas personas nos perciban como poco atractivos, así que no te castigues obsesionándote con lo que los demás piensan de ti.

Como se recoge en esta entrevista, la percepción que tienen los demás de nosotros muchas veces está condicionada por nuestra propia percepción. “Si nos etiquetamos como poco atractivos o poco aceptados por los demás, podemos llegar a tener actitudes en concordancia con la creencia que tenemos de nosotros mismos”, afirma Dunbar. También hay que tener en cuenta que la autopercepción es algo variable que puede verse afectada por el estado de ánimo. Si tienes un mal día es muy posible que te veas mucho más fe@ o torpe de lo normal, pero le ocurre a todo el mundo, hasta a las súper modelos y actores de Hollywood.

Mantener un autoconcepto y una autopercepción positiva y rodearte de personas que te hagan sentir bien será importante para mantener en forma tu autoestima y relacionarte de forma adecuada con los demás. Pero una cosa son las opiniones positivas y otra los halagos o la gente que te dice siempre lo que tú quieres oír.  También es importante que sepas encajar las críticas de las personas que te aprecian, ya que pueden ayudarte a ajustar la percepción que tienes de ti mismo. Esa posible distancia entre tu ‘yo ideal’ y el concepto que tienes de ti es la causante de que, de entrada, nos tomemos tan mal las críticas de los demás.

El ‘área ciega’

A la mayoría de nosotros nos preocupa cómo somos percibidos por los demás. Una investigación de la Universidad de Chicago demuestra que para comprender mejor cómo somos vistos por los otros es necesario cambiar el autoconcepto, es decir, la imagen que tenemos de nosotros mismos. La razón es que solemos  creer que sabemos lo que piensan los demás de nosotros, pero la mayoría de las veces nos equivocamos.

En este estudio se consiguió demostrar que cambiar la perspectiva que tenemos sobre nosotros mismos nos ayuda a predecir mejor lo que los demás piensan de nosotros. Para ello hay que tener en cuenta que, mientras los demás nos consideran de un modo general, nuestro autoconcepto está basado en los detalles. Los investigadores lo explican con un ejemplo sencillo: “si nos vemos a nosotros mismos a través de un microscopio y los demás lo hacen a través de unas gafas, nos preocuparemos de cosas pequeñas que no nos deberían afectar, o nos sentiremos orgullosos de detalles pequeños en los que nadie se está fijando”.

Tener una percepción ajustada de cómo nos perciben los demás es importante no solo en el terreno personal sino a la hora de relacionarnos en el instituto, la universidad o en el trabajo, con nuestros profesores, jefes, compañeros o empleados.

La clave para no distanciarnos demasiado de lo que los demás perciben de nosotros es estar dispuestos a escucharlos y a cambiar el punto de vista que tenemos de nosotros mismos. Como señalan los investigadores de Chicago, “el problema que la gente tiene a la hora de tener intuiciones respecto a las impresiones que provocan es que saben mucho sobre ellos mismos y muy poco sobre los demás”.

Lo que los demás perciben de uno, pero uno es incapaz de percibir de sí mismo, y que suelen ser las cosas que más nos cuesta aceptar, fue denominado por Joseph Luft y Harry Ingham “área ciega”. Esta zona constituye un área de oportunidad, ya que permite conocer cómo uno es percibido y, en consecuencia, cómo los demás se pueden posicionar ante nosotros. La relación interpersonal y aceptar las críticas de los demás puede hacernos conquistar este área aunque nos resistamos a admitir humildemente que somos así o que tenemos tal o cual carencia o limitación. Algo difícil de conseguir, pero que mejorará mucho nuestras relaciones con el entorno.

Es normal que haya cierta distorsión entre nuestro autoconcepto y la realidad. Algunas personas se ven como más o menos capaces, más o menos inteligentes, más o menos guapas o delgadas de lo que son. Pero cuando este desajuste es muy grande se produce una psicopatología que necesita tratamiento.

Por:  AMALIA PANEA

Tomado de: http://gacetajoven.com/psy/como-eres-como-te-ven/

No hay comentarios:

Publicar un comentario